Es un encuentro de amigos que esperamos con ansiedad cada primer sabado de febrero.

Estoy convencido que todos Uds. comprenderán, participarán y disfrutarán del espiritu fraternal del grupo "La Isla"

SEAN BIENVENIDOS !!!




martes, 17 de enero de 2012

SE LARGO "LA ISLA" 2012

EL SABADO 4 DE FEBRERO EN LA ISLA GORRITI.

  • NO OLVIDARSE DE LLEVAR EL VASO, CUBIERTOS, SOMBRERO Y FILTRO SOLAR
  • ANOTARSE PARA VIAJAR EN EL OMNIBUS QUE SALE DE MONTEVIDEO: LLAMAR A PEPE OROZCO AL TEL 096 788583 - SE AGOTAN LOS LUGARES.
  • PASAR POR RED PAGOS PARA LA INSCRIPCION DETALLANDO NOMBRE, C.I., DIRECCION DE CORREO ELECTRONICO Y FECHA DE NACIMIENTO (con carné de vacuna al día) COSTO POR PERSONA $ 500,oo
  • ES IMPORTANTE ANOTARSE CON TIEMPO PARA LA ORGANIZACIÓN.

PASE POR REDPAGOS Y PAGUE YA !!!

 CANILLA LIBRE DE BEBIDAS PARA TODO EL DIA:

WHISKY

CERVEZA

REFRESCOS

AGUA MINERAL
MENU DEL DIA
ENTRADA: VARIEDAD DE QUESOS Y FIAMBRES
               (para quedar bien taponeados)

PLATO PRINCIPAL: COLITA DE CUADRIL
               (asadas por el experto Chef Garabato)

ACOMPAÑAMIENTO : CHORIZO C/ENSALADA RUSA

POSTRE:  ENSALADA DE FRUTA
               (Bien refrescante con mucho hielo)

lunes, 16 de enero de 2012

cuentos de la isla: hombre al agua


Recuerdo el año que llego un grupo en un lancha a motor.
Los elegidos que cruzaron en esa lancha eran unos privilegiados, todos los mirábamos desde nuestro humilde cruce popular del Barril casi con admiración.
Lo de Barril era casi literal porque a pesar que era el apellido del lanchero las embarcaciones no distaban mucho de ese recipiente mientras que aquella moderna lancha a motor fuera de borda era un lujo. Obviamente no era muy grande y solamente podía albergar a unos pocos privilegiados, elegidos por alguna extraña razón que a nadie interesaba analizar, es mas, quizá a la mayoría no queríamos pertenecer sino que por el contrario, es mucho mas divertido el cruce en esos barquinos populares que se parecen mas a un vaporeto veneciano pero que nos permite mezclarnos entre todos entre risas y aventura.
En realidad el único que podrá llegar a la isla en una nave era el Bolita y todos lo hubiéramos ovacionado, no por soberbio sino por novedoso, por su personalidad y confianza en si mismo, porque todo lo podía.
Digo mas, el pertenecer a un grupo selecto dentro de la isla, te hace ser visto por los demás como con ironía, nadie va a la isla a distinguirse, nadie de los que participan quiere ser distinguido, aunque los hay.
El principio del grupo en la isla es pasar "a lo hombre" y eso significa mezclarse en el fango, despreocupado y aguerrido, rústico y practico, descuidado, simple y popular.
Por esa razón ir en un yate a motor, es como llevar un antisudoral a la isla, por mas distinguido que esto parezca, para la barra de la Amsterdam esto es como una mariconada.
Toda la jornada paso entre bromas, alguna cargada alusiva, pero sin dejar de ver a estos personajes llegados desde el futuro como los "potentados" y poderosos hombres del poder.
Una vez cumplida la jornada se disponía el regreso hacia el continente, eligiendo cada lugar en la nave prodigiosa, reservada para aquellos personajes.
Obviamente el regreso al continente se hacia anticipado, que era la manera de reflejar el privilegio de los que viajaban con la libertad y el momento que querían.
El barco llego hasta la orilla y fue un acontecimiento donde todos podríamos asombrarnos de estos ilustres personajes, distinguidos, poderosos y destacados potentados.
La mayor distinción se la hicieron al viejo Murillo que entre cuatro lo subirían en andas para que ni siquiera se mojara los pies, vestido en forma impecable con su pantalón y camisaco sport de color cremita, de mocasines y medias, impecable mente presentado, seria conducido a bordo con los honores de un jeque al que los bastardos portarían en sus brazos.
La gata Falco de un lado y Jordán de otro hicieron una sillita con sus manos para subir al gordo Murillo para que no se mojara los pies, pero todos veíamos el final; solo aquel viejo iluso podría pensar que un grupo de mamados iba a dejar pasar la ocasion de fabricar una obra de risa y terror.
Cuando Murillo estuvo acomodado y seguro, distendido y henificado, cuando se sentía en su trono y agasajado pareció mirarnos por sobre el hombro diciendo nos a los 100 anormales que mirábamos en la orilla: vean y aprendan giles !! en ese mismo instante, cuando el agua llegaba casi a la cintura, justo cuando una pequeña ola los recibía, cuando los que estaban arriba del bote se aprestaban a tender una mano, justo en ese momento se soltó la silla y el viejo Murillo termino en el fondo del agua.
Entre manotazos y sofocos, entre susto y desesperación, entre sorpresa y desilusión y lo peor: entre risas y carcajadas, trato el viejo de acomodarse y agarrarse al bote para subir lo mas rápido posible y salir de aquella escena mas rápido que volando.
Lo vimos irse a lo lejos todo mojado y acongojado, sudoroso y enrojecido de rabia, sin mirar para atrás y con los ojos puestos en la cubierta, agarrado fuertemente a la borda se fue y no lo vimos nunca mas.
Pobre Murillo, que dios lo tenga en la gloria !!

cuentos de la isla: caminando sobre el fuego


Un grande entre los grandes. Un hermano del bolita. Un hijo de la isla. Un sobreviviente de la vida. Ese era Zanetti .
De los tipos mas fieles que hemos conocido, sabedores que ese día, el primer sábado de febrero esta reservado "de por vida".
Nadie podría siquiera pensar que Zanetti faltara a una isla, es de los que tiene merecido un lugar aunque hoy no este presente con nosotros y vaya a el nuestro homenaje.
El contador Zanetti tenía un andar un poco cansino, siempre mirando al frente, pero también un poco distraído. El estaba absorto en si mismo y en el paisaje; el observaba mientras meditaba.
Podia estar conversando largas horas de todos los temas, porque de las cosas que tenía Zanetti era sabiduría y relacionamiento, creo que de la época que fue director de impositiva, el contador estuvo muy vinculado y aprendió a medir las circunstancias a tiempo real. Es decir si una persona era inspeccionada por la DGI, el la entendía, porque no era cuestión que uno solo cargara con toda la culpa y entonces Zanetti después de revisar todos sus libros se apiadaba y era capaz hasta de pagar el mismo la multa.
Zannetti lo sabia y lo entendía todo, solo te miraba a la cara y sabia si mentías o no, si le estabas diciendo lo que pensabas o si estabas alcahueteando.
Por eso era difícil hablar con Zanetti, porque si te tirabas un pedo, el contador lo sabia y no precisaba olerte el culo o mirarte los calzoncillos para saber si estaban cagados, el tenía unos ojos penetrantes y te decía seria y tranquilamente: vos te cagaste mijo. Y no le discutas porque es peor.
Si le discutías tenias que tener mucho tiempo y argumento, porque Zanetti se sentaba frente a frente, cruzaba las piernas y te empezaba a contar de cuando fue dirigente del Neptuno, de cuando hizo el pozo de agua y cuando le pidieron el predio a la intendencia, de cuando hicieron la chata (que no tenía nada que ver con la chata de mear de las mujeres) sino que era una plancha que a falta de piscina era la forma con la que se divertían los viejos en aquella época.
Nunca entendí muy bien cual era la diversión de aquellos que se prendían el pantalón casi en el pescuezo y la joda mas grande que hicieron fue un día esconderle el vaso al Cr. García
Como aquella vez que el Coco lo llamo para hacerle un comentario en la isla y Zanetti levanto su cabeza para mirar por el rabillo de los ojos entre cerrados y dirigirse lo mas directo posible a conversar con el Coco y comenzó a caminar lentamente con las manos adelante como hipnotizado y pasando por sobre el fuego que estaba prendido y donde se estaba cocinando el asado, advertido solo por el Coco que le grito: Don Dante se esta quemando las patas ? No mijo si a mi no me hace nada las brasas, nunca le conté cuando pusimos la caldera a carbón en el Neptuno ? Venga que le cuento.

CUENTOS DE LA ISLA


Hay un proverbio africano que dice: ustedes tienen los relojes, nosotros tenemos el tiempo.
Uno de los momentos sublimes de "la isla" es la mañana, cuando comienza a despertar el día.
Es un momento de calma y tranquilidad, es el momento preciso que nos damos el espacio para estar donde queremos, para esperar la llegada de los participantes de una nueva jornada de amigos, sin tiempo y sin apuros.
De a poco van llegando de distintos lugares para confundirnos en un abrazo fraterno, para saber e interesarnos por la vida, la salud y el estado de estos compañeros que hemos despedido el año anterior con el compromiso de volver a encontrarnos en este mismo lugar, como ahora lo hacemos, como realmente lo disfrutamos, el primer sábado de febrero.
Marcelo es un tipo mas bien tímido, aunque no lo parezca, el tiene un personaje que saca en determinado momento bajo ciertas circunstancias, pero mientras ese personaje no aparece, Marcelo es una persona callada, diría que frágil, dócil y tierna, pero cuando toma un par de whisky se transforma.
Aparece su personaje sumamente divertido, comienza a hablar y ser protagonista de las reuniones. Realmente es muy gracioso y se nota en su rostro alegre y chispeante de ocurrencias. Se para sobre las mesas a bailar y a cantar alguna canción de moda y que seguramente se le quedo pegada de algún antro de la noche anterior de donde viene de reenganche.
En varias ocasiones Marcelo comenzó a dirigirse a Gianola en ataques verbales un poco subidos de tono.
El coronel Gianola, un tipo con experiencia, con mucha calle, acostumbrado al trato entre hombres, aprendidos seguramente desde la propia escuela militar cuando los cadetes van gastando bromas de todo tipo y hay que saberlas soportar.
Tal como nos describe el premio novel de literatura Mario Vargas Llosa, en "la ciudad y los perros" donde los internos reciben formación bajo una severa disciplina militar, se aprende a convivir con una vida alienante sometidos continuamente a humillaciones, no obstante a través de este sistema algunos encuentran la fortaleza necesaria para asumir sus retos.
La vida castrense donde se potencian valores determinados como agresividad, valentía, hombría, sexualidad, mutilan el desarrollo personal de los internados, sin embargo lo que no mata fortalece y hoy en Milton tenemos un ejemplo de un gran sobreviviente.
Gianola soportaba todo cuanto le dijera Marcelo, que al no encontrar resistencia iba cada vez mas lejos y se diriga al militar en términos como: torturador o depravado. Siempre en un tono de risa y buena onda pero Marcelo, evidentemente tomado y descontrolado le decía: viejo alcahuete, milico torturador, homosexual.
El veterano Gianola reía con esa voz gruesa y ronca y no parecía hacer mucho caso de los dichos de un muchacho pasado de copas, mas parecido a un sobrino que a un enemigo. Si habría sabido ese militar de enemigos como para desbordarlo en una reunión de camaradería que le permitía mantener un dialogo abierto y a voz en cuello con estos insultos de ida y vuelta.
Marcelo seguía con la insistencia propia de un borracho: voy a agarrar a tu hija y la voy a partir al medio... Tengo un trabuco para tu hija que le va a encantar, viejo maricón, mientras Gianola reía y respondía con alguna otra respuesta: a vos no te dan los huevos para encarar ninguna mina.
Lo cierto es que una mañana, de esas que no hay ni una nube, que el mar se confunde con el cielo y el fresco tenue comienza a ceder ante el brillo del sol, cuando el movimiento de personas de todo tipo se hace sentir y el muelle esta desbordante de gente, cuando ya habíamos llegado la mayoría de los muchachos, cuando Marcelo aun no despertaba permaneciendo sentado en el murito, callado y tímido, cuando no había entrado en su personaje, cuando todo estaba servido como para iniciar una nueva isla, aparece Gianola manejando su auto junto a su hija que se baja para cambiar de volante; en ese momento se hace casi como un silencio en el muelle. La escena principal donde se dirigían todas las miradas esta en un auto parado en el medio de la calle con una hermosa alta, morocha mujer, short negro apretado en los muslos, parada una pierna en el piso otra en el auto con la puerta abierta, de lentes oscuros y mirando con la cabeza en alto hacia el mar como para que la bañara el sol caliente en toda su cara Gianola parado fuera del auto, brazos en jarra, grita desde el medio de la calle: "a ver bo Marcelo que te querías cojer a mi hija, acá la tenes, que te parece "?? !!
Ese fue el ultimo momento que vi a Marcelo, casi metido entre las baldosas de la vereda, no podía quedar mas pequeño, nunca mas tuvo fuerzas para hacer el menor de los comentarios ni el ni su personaje, sobrio o borracho nunca mas se metió con Gianola, creo que aprendió la lección.