Es un encuentro de amigos que esperamos con ansiedad cada primer sabado de febrero.

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lunes, 16 de enero de 2012

cuentos de la isla: hombre al agua


Recuerdo el año que llego un grupo en un lancha a motor.
Los elegidos que cruzaron en esa lancha eran unos privilegiados, todos los mirábamos desde nuestro humilde cruce popular del Barril casi con admiración.
Lo de Barril era casi literal porque a pesar que era el apellido del lanchero las embarcaciones no distaban mucho de ese recipiente mientras que aquella moderna lancha a motor fuera de borda era un lujo. Obviamente no era muy grande y solamente podía albergar a unos pocos privilegiados, elegidos por alguna extraña razón que a nadie interesaba analizar, es mas, quizá a la mayoría no queríamos pertenecer sino que por el contrario, es mucho mas divertido el cruce en esos barquinos populares que se parecen mas a un vaporeto veneciano pero que nos permite mezclarnos entre todos entre risas y aventura.
En realidad el único que podrá llegar a la isla en una nave era el Bolita y todos lo hubiéramos ovacionado, no por soberbio sino por novedoso, por su personalidad y confianza en si mismo, porque todo lo podía.
Digo mas, el pertenecer a un grupo selecto dentro de la isla, te hace ser visto por los demás como con ironía, nadie va a la isla a distinguirse, nadie de los que participan quiere ser distinguido, aunque los hay.
El principio del grupo en la isla es pasar "a lo hombre" y eso significa mezclarse en el fango, despreocupado y aguerrido, rústico y practico, descuidado, simple y popular.
Por esa razón ir en un yate a motor, es como llevar un antisudoral a la isla, por mas distinguido que esto parezca, para la barra de la Amsterdam esto es como una mariconada.
Toda la jornada paso entre bromas, alguna cargada alusiva, pero sin dejar de ver a estos personajes llegados desde el futuro como los "potentados" y poderosos hombres del poder.
Una vez cumplida la jornada se disponía el regreso hacia el continente, eligiendo cada lugar en la nave prodigiosa, reservada para aquellos personajes.
Obviamente el regreso al continente se hacia anticipado, que era la manera de reflejar el privilegio de los que viajaban con la libertad y el momento que querían.
El barco llego hasta la orilla y fue un acontecimiento donde todos podríamos asombrarnos de estos ilustres personajes, distinguidos, poderosos y destacados potentados.
La mayor distinción se la hicieron al viejo Murillo que entre cuatro lo subirían en andas para que ni siquiera se mojara los pies, vestido en forma impecable con su pantalón y camisaco sport de color cremita, de mocasines y medias, impecable mente presentado, seria conducido a bordo con los honores de un jeque al que los bastardos portarían en sus brazos.
La gata Falco de un lado y Jordán de otro hicieron una sillita con sus manos para subir al gordo Murillo para que no se mojara los pies, pero todos veíamos el final; solo aquel viejo iluso podría pensar que un grupo de mamados iba a dejar pasar la ocasion de fabricar una obra de risa y terror.
Cuando Murillo estuvo acomodado y seguro, distendido y henificado, cuando se sentía en su trono y agasajado pareció mirarnos por sobre el hombro diciendo nos a los 100 anormales que mirábamos en la orilla: vean y aprendan giles !! en ese mismo instante, cuando el agua llegaba casi a la cintura, justo cuando una pequeña ola los recibía, cuando los que estaban arriba del bote se aprestaban a tender una mano, justo en ese momento se soltó la silla y el viejo Murillo termino en el fondo del agua.
Entre manotazos y sofocos, entre susto y desesperación, entre sorpresa y desilusión y lo peor: entre risas y carcajadas, trato el viejo de acomodarse y agarrarse al bote para subir lo mas rápido posible y salir de aquella escena mas rápido que volando.
Lo vimos irse a lo lejos todo mojado y acongojado, sudoroso y enrojecido de rabia, sin mirar para atrás y con los ojos puestos en la cubierta, agarrado fuertemente a la borda se fue y no lo vimos nunca mas.
Pobre Murillo, que dios lo tenga en la gloria !!

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